Discursos que me dan esperanza

Courtesy photo: Aniella y Paloma con otras compañeras de clase disfrutan en un campamento escolar.

Las graduandas de octavo grado expresan su verdadera confianza y autoestima

Darya Glass

Me encanta el verano porque nos da a las maestras tiempo para recargar energía y la pasión y optimismo para un nuevo año escolar. Nos da tiempo para mejorar nuestro programa de enseñanza, considerar formas para despertar interés por medio de eventos y tendencias actuales, así como para prepararnos para atender los puntos fuertes, los puntos débiles y los intereses individuales de cada estudiante que entre a nuestras aulas el próximo año.

Me gusta enseñar a los estudiantes de secundaria porque no han alcanzado todavía la adultez, están hambrientas de conocimiento, listas para enfrentar lo que es difícil del mundo y todavía interesadas en la sabiduría que las maestras tienen para compartir. Una enorme inspiración para mí al volver a mi escritorio son las reflexiones de mis alumnas. En Santa Fe Girls’ School, nuestras graduandas dan discursos que hablan de la forma en que han crecido a través de los años transformadores de la escuela secundaria. Algunos temas comunes para ellas incluyen el encontrar su voz, valorar el aprendizaje a través de los fracasos o experiencias desafiantes, desapegarse del perfeccionismo, descubrir o redescubrir su amor por aprender y crear y aceptar sus identidades.

Quisiera compartir las reflexiones personales, felices y esperanzadoras de dos de mis alumnas. La única razón por la cual me encanta trabajar con gente joven es para asegurar que habrá personas competentes, seguras de sí mismas, trabajadoras, con un alto sentido de comunidad que aseguren el futuro de nuestra comunidad, estado y país. Al compartir estas reflexiones espero que inspiren en usted el mismo sentido de optimismo que tengo como maestra.

Paloma Rodriguez

Paloma Rodriguez tiene 14 años de edad. Empezó el sexto grado en Santa Fe Girls’ School después de asistir a nuestro campamento de verano. Anteriormente fue a la escuela comunitaria Gonzales y en el otoño asistirá a Santa Fe High School. Un hito de su octavo grado fue el toque final de un proyecto de investigación de un año entero, durante el cual investigó, escribió e hizo una presentación sobre las medusas. Paloma también es una entusiasta poeta y se interesa por la política y el activismo, además de su pasión por todo lo relacionado con las ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, STEM por sus siglas en inglés.

Paloma

Courtesy photo: Paloma Rodriguez

Lo que dice Paloma:

Fui una vez una niña de segundo grado que lloró en un salón de clase vacío, rodeada de mariquitas y estrellas de vincapervinca de papel. Lágrimas resbalaban por mi cara pura, roja y caían en una hoja de trabajo para hacer divisiones arrugada a mis pies, junto a un lápiz plagado de marcas de dientes. Un pensamiento claro pudo extenderse en mi cerebro nublado de angustia: “Odio las matemáticas”. Mi resistencia a la materia estuvo conmigo por años. Conforme mi cuerpo creció, mi actitud permaneció como la de mi ser en el segundo grado, opuesta hasta a la idea de las matemáticas. Quería gritarle a cualquiera que intentara ayudarme; quería sollozar.

 

Mientras mi familia puede dar testimonio de esta imagen de cuando yo era más joven, podría sorprender a muchas de mis compañeras de clase en la actualidad. Para usar las palabras de mi querida maestra de matemáticas, la Srta. Hill, ahora se me conoce como genio de las matemáticas. Pero ese apelativo fue resultado de mucho trabajo. Mi experiencia en Santa Fe Girls’ School me ha transformado de tener una mente cerrada a una abierta. Tomó la materia que menos me gustaba y, con explicaciones cuidadosas y paciencia, me ayudó a sentirme con confianza hasta que las matemáticas se volvieron una parte integral de mi identidad: parte que siempre llevaré conmigo.

 

El mundo que me espera hoy en día lo veo a través de los lentes de patrones predecibles y lógicos. Ahora veo una serie de problemas como una madriguera de conejo interminable en la cual puedo profundizar con tanto deslumbramiento, curiosidad y pasión como que si estuviera investigando las estrellas, o el Imperio otomano, o una de mis queridas medusas. Ésta es la filosofía que Girls’ School me ha inculcado. Ésta es la persona en quien me han ayudado a convertirme

Aniella Porak

Aniella Porak de Varna también tiene 14 años de edad. Aniella estaba en la escuela Acequia Madre y tenía Girls’ School como opción para el séptimo grado, cuando decidió cambiar de escuela como a medio año del sexto grado. Asistirá a Santa Fe Preparatory School en el otoño. Para Aniella un hito este año fue hablar en la legislatura estatal, cuando su octavo grado cabildeó por dos propuestas legislativas sobre el cambio climático. Le gustó prepararse para su presentación ante el comité del senado. Anticipa con entusiasmo participar en oratoria y debate en la preparatoria y, particularmente, disfruta los desafíos de escribir ensayos y la investigación de proyectos. 

Aniella

Courtesy photo: Aniella Porak de Varna

Lo que dice Aniella:

“Mujeres del jurado, Shakespeare es culpable”.  Dí mi discurso con convicción. En ese momento, yo era abogada. Tenía el poder. Todos los ojos estaban clavados en mí y sabía que lo que dije y la forma en que lo dije importaba. Bien erguida me enfrente al jurado de mis compañeros. Les miré a los ojos y no cedí.

 

Este año, en la clase de inglés, entablamos una causa legal y sometimos a Shakespeare a juicio. Tan pronto como empecé a hablar, me sentí segura y poderosa.

 

Hace dos años y medio, no lo habría podido hacer. Hubiera estado nerviosa, cohibida, temerosa de perder y, sobre todo, preocupada de lo que los demás pensaran de mí y mis opiniones.

 

Por años observé maravillada cómo las estudiantes mayores en la escuela hablaban en frente del público y deseaba poder ser como ellas. Pero dudaba de mí y lo que tenía que decir. No tenía ni idea de que podía sentirme tan segura. 

 

En mi tiempo en Santa Fe Girls’ School, he aprendido que las chicas mayores que yo admiraba no decían sólo lo que se les ocurría en el momento: se preparaban. Aprendí que la preparación es la clave del éxito. Esas estudiantes habían hecho su investigación y sabían que su información tenía valor. Aprendieron primero antes de poder enseñarles a las demás. Sin embargo, ni ellas ni yo tuvimos que hacerlo solas. Yo tuve maestras dedicadas, apasionadas que me ayudaron a aprender; tuve padres que me animaron en todo momento; tuve compañeras que trabajaron a la par mía. No obstante, para alcanzar esa meta, tuve que dar mis propios pasos. Yo fui quien buscó, perseveró y tomó el riesgo de hacerlo. Y una vez tuve el valor suficiente para finalmente hablar, me sentí poderosa y apasionada.

 

Ese día, cuando presenté mi causa ante mis compañeras, no gané, pero aprendí algo mucho más valioso. Aprendí que lo que digo importa. Aprendí que mis compañeras valoran mi voz. Aprendí que, con preparación, puedo sentirme segura y tener éxito. ¡El resultado de la causa judicial no importaba! Salí de ahí una persona de sexto grado de quien yo estaba orgullosa.

Nuestra comunidad se hace más resiliente con cada estudiante tenaz, segura, preparada que apoyamos. Ahora que mis colegas en el condado empiezan a pensar sobre el momento de volver a sus aulas, quiero que todas sientan esperanza en el futuro y se sientan orgullosas de nuestras estudiantes.

Darya Glass es codirectora de Santa Fe Girls’ School, donde también enseña historia. La escuela es para jóvenes en los grados seis, siete y ocho. Puede obtener más información de la escuela y sus campamentos de verano en el sitio: SantaFeGirlsSchool.org